martes, 19 de octubre de 2010

SIGLO XVIII



El Siglo XVIII parece que ha sido siempre el gran desconocido no sólo de la literatura española, sino d ela literatura universal en general. Ha sido desatendido por la crítica y, sin embargo, merece toda nuestra atención por su dimensión cultural y, sobre todo, ideológica. Una de las consecuencias de esta desatención ha sido la carencia de criterios de clasificación y periodización, ya que para este mismo período se ha hablado de Neoclasicismo, Ilustración, Rococó y Prerromanticismo. Decir que el siglo XVIII es neoclásico es decir bastante poco, es una simplificación por sinécdoque. El Siglo XVIII fue en conjunto todos y cada uno de esos movimientos a la vez. Por otra parte, se ha dicho que es el siglo caracterizado por la Razón, el siglo en que todo está sometido a raciocinio; de ahí la gran consideración dle pensamiento científico. A su vez es el siglo de la Ilustración, de la idoelogía burguesa, progresista y liberal, cuya base es el Racionalismo frente a la aristocracia barbarizada y decadente. Pero los enemigos de los ilustrados son también los restos del feudalismo más arcaizante, el dogmatismo y el fanatismo religioso. El problema es que esos mismos intelectuales ilustrados construyen sus propios dogmas: sustituyen a Dios por la Naturaleza y la religión por la ética. Esto significa que el hombre moderno no deja de salir de su propia espiral creada desde tiempos remotos, aunque ahora lleve los tintes de la modernidad.


Bien es cierto que su fe (ciega) en la ciencia los llevó a luchar contra el analfabetismo y a fomentar el progreso y el bienestar social. Su literatura será preferentemente didáctica y moral, la literatura ahora ha de servir para adoptar una actitud crítica ante la realidad y para transformar la sociedad en beneficio del ciudadano. El Siglo XVIII es el Siglo de las Luces, de las Academias, de las instituciones cultrales, de las tertulias en los Salones, pero también es el siglo del derecho natural, de los valores universales en igualdad que culminarán en la Revolución Burguesa. Sin embargo, hemos d etener presnete que es a su vez el siglo en el que triunfa la burguesía y su ideología económica capitalista.


Como toda época o movimiento, siempre hay contradicciones. Por una parte, es la época del conocimiento y del saber, el siglo de Kant, Voltaire y Goethe, cuyo símbolo máximo será La Enciclopedia de Diderot y D'Alembert, un siglo del Buen Gusto y de Moralidad. Peor, por otra parte, es el siglo que también ilumina -paradójicamente- la mal llamada "literatura del libertinaje", del reverso moral y sexual de las altas clases sociales, del terror erotizado, cuyo máximo símbolo es el Marqués de Sade.

No obstante, tenemos una tercera forma de caracterizar el Siglo XVIII y qe puede aglutinar los dos anteriores: el Siglo XVIII es el siglo de la NOVELA, de la novela moderna en sentido estricto. Curiosamente, en España, que cien años atrás vio nacer a Don Quijote y había disfrutado dle género llamado picaresco, no fue prolijo en novelas durante el XVIII. El género de éxito seguirá siendo el teatro, o más bien el reducto del teatro barroco. La novela, en cambio, será desprestigiada, porque si la prosa no respondía a criterios históricos, retóricos, morales o religiosos, era rayana en lo popular, en lo que entretenía al vulgo.


Mientras aquí despreciábamos estas creaciones, en Europa, especialmente Inglaterra, las novelas de corte cervantino y picaresco obtuvieron un eco considerable. Unos de los primeros autores que escribió "novelas" fueron DEFOE y SWIFT, quienes, sin saberlo, constribuyeron a la renovación novelesca. El caso de Defoe es sumamente revelador. De su Robinson Crusoe, educativo, crítico de la sociedad y exponente del valor individual frente a la colectividad normativa, pasa a escribir otras novelas como Las aventuras del Capitán Singleton o Moll Flanders, donde lo novelesco se ha liberado de estrictos criterios que oprimían la fabulación. Estamos ante loq ue Juan Carlos Rodríguez ha denominado constitución de la "literatura del pobre", cuyos orígenes se remontaban a los planteamientos franciscanos y dominicos y cuyo nacimiento literario se ubicaba en las falsas autobiografías o construcción de vidas como las del Lazarillo, el Buscón, el Guzmán, la Celestina, la Lozana Andaluza o Rinconete y Cortadillo, con sus variantes y divergencias. Pero en el XVIII algo cambia.




Aquel desnudo, náufrago e iniciático Robinson Crusoe es quizás el más absolutamente pobre dle mundo, porque está absolutamente solo en el mundo. Al fin y al cabo, se trata de la recreación del mito del origen, pues recordemos que Robinson escribe su vida en una Biblia cuyas páginas han quedado desvaídas después del naufragio.



Algo después, Jnathan Swift hará algo similar con Los viajes de Gulliver. A modo de relato de viajes y de construcción de una vida iniciática, Swift pondría a prueba la educación recibida en una sociedad determinada, educación que resulta inútil dadas las circunstancias, y sociedad que a la larga se vuelve más injusta. En la novela se establece un remedio adecuado contra la atroz pobreza irlandesa: si los niños se morían y los padres pasaban hambre, el único remedio que quedaba era comerse a los niños.


La novela de Cervantes se convierte para estos escritores en una especie de libro sagrado, una Biblia. Pero RICHARDSON, FIELDING y STERNE son los que mejor aprenderán la lección cervantina. Samuel Richardson propicia una novela psicológica, de análisis de sentimientos, interiorista, mientras Fielding abrirá una línea satírica, más intelectual y distanciada, que tendrá gran repercusión. La Pamela de Richardson nos plantea el problema de los pobres llegados a la ciudad. Es una narración epistolar basada en los sentimientos, pero también en la explotación de las relaciones amorosas. Aquí el pobre e suna criada cuya virtud es acosada y perseguida. Ofrece el autor la siguiente solución al conflicto: si la criada consigue resistirse al señorito, éste acabará casándose con ella. El texto, eso sí, muestra una división bastante maniquea del mundo: los buenos, al final, triunfan, y los malos, al final, son castigados.


Más interesante será Fielding con novelas como Joseph Andrews y, sobre todo, Tom Jones, expósito. Esta última es también una historia de amos y criados y, al igual que Richardson, Fielding apunta valores aristocráticos, pero no como linaje o herencia de sangre, sino como actitudes sociales. Fielding reflejará en sus novelas lo débil que es la frontera que separa el mundo legal del que está al margen de la ley, lo ambiguo de las apariencias, la confusión del bien y del mal que aparecen fundidos, mexclados. No hay ya personajes buenos o malos, sino que los personajes actuarán bien o mal según las circunstancias.

L. Sterne escribe su Tristam Shandy, la mejor adaptación del Quijote, con un sarcasmo extremado no sólo de la pobreza sino de la miseria humana, de la naturaleza humana moralmente miserable. La novela es una recreación genial del porpio género narrativo, de la ficción que irrumpe en la realidad y viceversa, como por ejemplo el hecho de que el personaje sea consciente de que es leído por el lector.


Otra manifestación fuerte d ela novela inglesa y ya cercanos al Romanticismo es la llamada "novela gótica". Horace Walpole publica en 1764 su Castillo de Otranto. Radcliffe, con Los misterios de Udolfo, consagró el género. Y le suceden otros como Lewis con El Monje.



De Alemania destaca Goethe. Su novela Los sufrimientos del joven Werther, a modo epistolar, implica también cierto anuncio romántico, que luego el autor abandonó. Werther, no obstante, se convertirá en todo un icono para los jóvenes rebeldes y románticos, poniendo de moda el chaleco... y el suicidio. Fausto, redactada en sesenta años y acabada poco antes de su muerte, es, sin duda, una de las mejores obras de la literatura universal: Fausto, hombre favorito de Dios, se siente insatisfecho ante la insuficiencia del conocimiento y, tras considerar el suicidio, sella un pacto con el Diablo. Pero entonces, el amor irrumpe en su vida...


La novela en Francia fue también muy fecunda. Tras los textos de Urfé, Madame Scudéry y Fénelon, encontramos autores relevantes como Marivaux o el Abad Prevost. ROUSSEAU, que creía en la bondad d ela naturaleza y en una nueva sociedad, escribió dos novelas que reproducen el sentir del XVIII: Julia o la nueva Eloísa, novela epistolar de tipo sentimental que preludia el Romanticismo al hacer triunfar la franqueza frente a la hipocresía, la libertad frente a los prejuicios, la virtud frente al vicio; y Emilio, tratado didáctico o pedagógico, en el que defiende la educación natural, una educación sin esquemas artificiales ni normas restrictivas. Emilio, el niño, es símbolo de la bondad innata del hombre en oposición a la maldad social. Dentro de la novela didáctica, VOLTAIRE también contribuyó con sus obras, sobre todo, con El ingenuo, en el que recurre al tópico del buen salvaje que llega a la civilización. Una vez educado, se vuelve tan hipócrita y corrupto como los demás. Para Voltaire no hay civilización posible para el mundo. DIDEROT, conocido por su labor enciclopédica, publicó también Las joyas indiscretas, erótica, fabulosa y divertida, jugando con el doble sentido del término "bijoux". Otros novelistas franceses: Mme Riccoboni, Restif de la Bretonne, El querido Marqués, Choderlos de Laclos, Mme de Staël, etc.


Poco sabemos de la novela en Portugal (Nuno Marqués Pereira, Teresa Margarita da Silva)´o en Italia (Ugo Foscolo con su Jacobo Ortis, Pietro Chiari), en comparación con Inglaterra, Francia y Alemania, países caracterizados por un desarrollo novelístico más fuerte.

martes, 27 de julio de 2010

Literatura clasica


Periodo que abarca:

Se conoce como literatura clásica a la producción literaria griega y romana correspondiente a los siglos que van desde el X a. de C. hasta el V d. de C.

Contexto histórico, político, social:

Dentro de la civilización Egea pueden distinguirse dos etapas:

1) La Minoica o Cretense: Fuerte monarquía que se desarrolló en la isla de Creta y aún se conservan restos que atestiguan el esplendor que alcanzó entre los años 3000 a.C. y 1 500 a.C.

2) La Micénica: Esta histórica comprendida entre los años 1 400 y 1 100 a.C. Tras la caída de Creta, la hegemonía pasó a las ciudades independientes de Micenas, Tirino y Argos en las costas de Grecia y a Troya al otro lado del Egeo. Estas ciudades fueron el escenario de las legendarias guerras inmortalizadas por Homero.

En el siglo XII a.C. los dorios venidos del norte de los Balcanes y del mar Negro invaden y destruyen las ciudades de Mecenas y Tirinto, y originan una época de crueldad, se pierde la escritura, y la memoria de estas luchas se conservan únicamente por tradición oral, hasta que es rescatada por Homero.

El hecho de que Hélade esté cruzado por montañas en todas direcciones, ayudó para que los griegos no se unieran, sino que se distribuyeran en ciudades, y como eran pequeños estados los cuales eran autónomos con sus leyes, gobierno, ejército y recursos propios. De las cuales las más importantes fueron Atenas y Esparta.

En Acrópolis se encontraban los grandes templos. La población de los griegos estaba divida en: Nobles, Esclavos y Trabajadores Libres, de las cuales solo los nobles eran ciudadanos, es decir, solo ellos podían intervenir en el gobierno del Estado.

Las primeras colonias surgen en las costas de Macedonia, el mar Negro, en el sur de lo que hoy es Italia, Francia y España y al norte de Egipto. Esta expansión dio origen a una gran riqueza, a través del auge en el comercio, la navegación y la industria, se incrementó también el comercio de esclavos y en general se llega a una forma de vida distinta que permitió la formación de una sociedad elitista que ya no dependía de su esfuerzo físico para sobrevivir y dependía de su esfuerzo para sobrevivir y podía dedicarse a actividades militares, políticas o culturales.

En los siglos V y IV a.C. la cultura Griega llegó a su apogeo y Atenas surgió como una gran potencia en tanto que Esparta tuvo que sufrir la insurrección de la clase baja. En el 431 a.C. Atenas y Esparta se enfrentaron en la terrible Guerra del Peloponeso, a consecuencia de la cual Atenas perdió su imperio y Esparta Obtuvo el predominio de la Hélade, aunque en el 731 a.C. Tebas se levanta en contra de Esparta y logra dominarla. Esta situación fue aprovechad por Filipo II, rey de Macedonia, quien en el año 338 cruzó Termópilas y venció a los atenienses y a los tebanos, pero antes de iniciar la campaña para conquistar Persia, fue asesinado por uno de sus oficiales, Su hijo Alejandro heredo el mando, y como había sido criado por Aristóteles, y además que el poseía una brillante mentalidad política y militar, Alejandro logró conquistar Persa y dominar Siria y Egipto en donde fundó la ciudad de Alejandría. Alejandro siempre respetó las leyes y religión de los pueblos que dominaba y fundó numerosas ciudades que se convirtieron en centro de producción y en lugares de propagación de la cultura helénica en el oriente. Murió a los 33 años y por eso llevó a la desintegración del imperio que había creado, pero su influencia fue permanente pues los estados orientales fueron gobernados por monarcas griegos que llevaron con ello su idioma, civilización y costumbres. A esta civilización que contiene elementos griegos y orientales los historiadores la llaman Helenística.

martes, 4 de mayo de 2010

Literatura y mucho mas


Queridos lectores esta pagina es totalmente para aquellos amantes de la palabra; es mas esta hecha para que tanto tu como yo nos enamoremos cada dia mas de la literarura, de los libros, de la poesia, entre otras cosas

martes, 27 de abril de 2010

Literatura Universal



La Literatura Universal es el estudio de las culturas y el arte de redacción de éstas. Según las civilizaciones se han desarrollado, sus sistemas de comunicación escrita y oral han florecido. En muchos casos alcanzando técnicas mucho más avanzadas de la simple necesidad de trasmitir información. El idioma de por sí convirtiéndose en medio de unificación al narrar los actos heroicos, las leyendas y tradiciones de los pueblos. Logrando su máxima expresión al cantar la belleza de la lengua y los sentimientos de quien la canta.

Se incluye todas las épocas, países, estilos e idiomas en que el ser humano, por el momento, haya expuesto sus pensamientos al prójimo usando el idioma como vehículo. Siempre que se emplea el idioma, algo de arte le acompaña. Y si el habla es arte, es literatura.

Por el momento nos limitamos a la literatura en alguna forma de escritura, tal vez algún día podamos ir más allá. Por falta de tiempo, espacio y conocimientos empezamos con una minúscula sección de esta amplia tarea. Desafortunadamente tenemos que limitarnos a las obras más leídas de los autores más reconocidos.